Podría pasarle a cualquiera. Vas en el San Martín un jueves a la
tarde. Al lado tuyo se sienta un pibe que ni bien se acomoda recibe un llamado.
Entonces escuchás -de escruche, haciéndote bien el boludo- que el muchacho dejó
colgada a la novia toda la semana. ¿Se fue de caravana con el Burro Ortega? No.
¿Se perdió en Aldo Bonzi con Pity Álvarez? Tampoco. El pibe la dejó por estar
en campaña con Ricardo Alfonsín.
Si sos un puto de la
Cámpora reventás de envidia. Pero la violencia quedó en el
ayer, la gente está contenta y te vas con él, hasta San Miguel, ponele. El
paisaje va transformándose ante tus ojos. Creés ver un Pumper allá, un local de
Snikers por ahí. Pasan imágenes como en diapositivas. Un hombre que vende mazos
de cartas que tiene un bigote como el de Deolindo Bittel. Vos tenés frío y
pensás que deberías llevar puesta la campera de jean con corderito.
El tren vuela. Ya
podés ver la estación llena de gente con la boina y bufanda, usando calzas
horribles, las mujeres con los pelos como cacatúas, usando aros de geometría
imposible, remeras con mangas 3/4, chicos con buzos diporto, pantalones nevados
de repente, amigos que creías muertos, michael jackson con las manos llenas de
grammys, todo el mundo, chicas con enterizas, cinturón y polainas, camila
perissé, caminás, ves cámaras de ATC, gente con jogging de tela de avión,
anteojos de sol con correas flúo, mujeres tomando Tab, todo el pueblo, chicas
con hombros al aire, cuellos bote, adidas wimbledon, todo el pueblo unido al
fin, teenagers con calza de licra, rockeras con jopito, Raúl Porchetto bailando
en la vereda, todos, todos juntos con Alfonsín, Domingo Di Núbila y negros que
bailan breakdance, Pablo Rago con pantalones pinzados, todos, todos van
cantando vamos vamos... Ricardo Alfonsín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario